Hay cosas que están en el ADN de Residencia Plural pero siempre te queda la duda razonable de si esos valores son algo más que palabras (¿lo estaremos haciendo bien? ¿qué habrá detrás de esa calma chicha?) Y entonces la realidad te devuelve, de forma espontánea, una muestra de que este proyecto educativo basado en la cooperación y el apoyo mutuo, la empatía y el respeto, sí funciona!.
El caso concreto que me hace escribir estas líneas es el de este miércoles por la tarde. A mediodía me escribe Lucía, una estudiantes de fisioterapia y terapia ocupacional para pedirme ayuda: quiere hacerme una entrevista sobre discapacidad para un trabajo que están haciendo. Llego a la biblioteca y me encuentro que quién está detrás de la Cámara es Juan, un estudiante de dirección de cine. Jone, otra residente que estudia Ciencias del Mar y Biotecnología está también allí como ayudante de cámara. Además hay una compañera de Lucía, cuyo nombre ahora no recuerdo, que no es residente plural, pero que se siente como en su casa porque la residencia es un espacio abierto… Luego me entero de que otros estudiantes también han sido entrevistados. Salgo pitando hacia casa porque llego tarde a algo y pienso: «Tenía que haberles hecho una foto, para tener un recuerdo de esos momentos mágicos». A la media hora vuelvo a salir a la calle, porque también llego tarde a algo… y ¡sopresa! me encuentro al mismo grupo grabando la presentación del vídeo en la puerta del Mercat Central. «¿Os puedo hacer una foto?» les pregunto. «Es que para mi es muy importante ver que en la residencia se produce esa cooperación espontánea». Acceden encantados y me empiezan a contar un montón de situaciones en las que se da ese apoyo mutuo sin que nosotros, el equipo de coordinación, nos enteremos…LA COSA FUNCIONA 😉
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